miércoles, 25 de mayo de 2011

TEMA IV (Actividad)

Adaptación del cuento "Toda clase de pieles". "Las tres monedas de Arashi"

Había hace mucho tiempo en el país de los relojes de arena, Arashi, un joven príncipe de nombre Senkoku que creció, como crecían todos los jóvenes de aquellas tierras demostrando su valentía y su fuerza. Si bien su sangre real la aportaba unas comodidades que miles de hombres habrían codiciado, el solo podía pensar en una cosa, partir a navegar los mares y vivir aventuras. Con estos sueños en mente y convirtiéndose cada vez más, no solo en todo un hombre, si no también en un excelente tirador, Senkoku cumplió los 18 años y fue en este momento cuando toda su vida y sus sueños dieron un giro. Los dieciocho años era la edad en la cual los descendientes de la familia real de Arashi y del reino vecino Arabasta contraían matrimonio. Senkoku no se sentía del todo bien con el arreglo matrimonial, si algo había aprendido sobre la princesa de Arabasta tras los numerosos bailes reales en los que habían coincidido era, no solo que era una joven demasiado acomodada, si no también que le faltaba el ardor en el corazón que a el le caracterizaba, estos motivos llevaron a Senkoku a reunirse con su padre
- Padre ¿podemos hablar?
- ¿Qué es lo que deseas hijo mío?
- No quiero contraer matrimonio con la princesa Nefertari de Arabasta, no la amo, somos completamente incompatibles, ella nunca entenderá mis sueños, nunca los apoyará
- Me temo hijo mio que no esta en tus manos decidir si este matrimonio se lleva a cabo o no, las relaciones diplomáticas entre ambos países, así como la prosperidad de estos dependen de este matrimonio, lleva siendo así durante generaciones y no hay nada que tu puedas hacer con respecto a ello.
Senkoku se mantuvo pensativo durante unos días y tras esto volvió a reunirse con su padre
- De acuerdo padre, me casaré con la princesa Nefertari de Arabasta
- Me llena de alegría oírte decir eso hijo mío
- Aún así hay algo que debo pedirte, si voy a casarme con esa mujer quiero ser capaz de protegerla ante cualquier peligro. Por todos es sabido que soy un gran tirador así que, para poder proteger la vida de mi futura esposa, me gustaría que antes de el día de la boda hayas traído ante mi las tres mejores armas de fuego de todos los mares, de no ser así sería un rey incapaz de proteger a su reina y eso sería peor para la imagen de nuestro país que que no hubiese boda
Senkoku satisfecho se retiró a seguir con sus quehaceres diarios con el convencimiento de que su padre no sería capaz de recolectar las mejores piezas de artillería de entre todos los mares antes del día de su boda, pero el rey, que deseaba con gran fuerza la boda movió a todos los barcos de la armada real y a sus mayores expertos en artillería para que, para sorpresa del joven príncipe, no más de seis meses después, las tres mejores pistolas de todos los mares estuvieran ante Senkoku cada una en una caja firmada por los mejores artesanos de armas del mundo.
- Esta bien padre debo admitir que estas son las mejores pistolas del mundo, pero debo pediros un presente más antes de que mi boda llegue
- ¿Cuál es este regalo hijo mio?
- Unos guantes, los mejores guantes que un tirador haya visto jamás. Los guantes son indispensables para un duelista, no quiero pensar el deshonor que supondría para nuestra familia que alguien faltase al respeto a mi reina y yo no tuviese unos guantes dignos para batirme en duelo con el.
- Tienes mucha razón hijo mio, haré que mis hombres surquen los mares con el fin de encontrar los mejores guantes que un tirador haya visto jamás.
Senkoku por fin respiró tranquilo, había un gran número de leyendas que hablaban sobre legendarios piratas tiradores cuyos guantes habían pasado a la historia, pistoleros de lejanos reinos cuyos guantes habían pasado por méritos propios a ser leyenda, y aunque los soldados de su padre habían demostrado ser tremendamente eficaces anteriormente, esta vez todo parecía indicar que estaba a salvo. Esto hizo mayor su sorpresa el día que su padre le hizo llamar a la sala del trono y allí, ante el, unos guantes de cuero reforzado rojo con chapas de metal protegiendo dedos y muñecas descansaban en una caja abierta. Senkoku se los probó con la esperanza de que los enviados de su padre hubiesen fracasado, pero no fue así, los guantes eran perfectos.
Ante la desesperación que le invadía, Senkoku se mantuvo inquieto durante varios días, meditando que debía hacer y solo se le ocurrió la decisión más cobarde de todas, huir de su reino, así que cogió sus tres pistolas, sus guantes de duelo y un antiguo llavero que guardaba las tres primeras monedas de latón que el fundador de Arashi invirtió en hacer próspero a su pueblo y huyó de allí. Escapó a una de las aldeas costeras de la isla y allí, guardando un riguroso incógnito se embarcó en un mercante como marinero. La deshonra que sentía al haber tenido que optar por algo tan cobarde, el que se había considerado toda su vida un hombre muy valiente, le llevó a dejar de lado su nombre. Los meses pasaron y una tarde, mientras dormía oyó ruidos en cubierta, al salir pudo ver como un gran navío con la calavera de un delfín hondeando en una bandera negra, se había puesto en paralelo con su barco y cuatro personas comenzaban a abordar con cuerdas mientras que una quinta tendía una escalerilla para cambiar de barco.
- Aquí la capitana Delfín blanco de "El legado del delfín", señores es su día de mala suerte, están siendo oficialmente saqueados
- ¿Ordenes capitana?
- Buscad mapas de tesoro, si no tienen ninguno nos marcharemos por donde hemos venido, si lo tienen, cogedlo
De pronto el más joven de los piratas, que no debía de superar los 15 años, se acercó a Senkoku
- Capitana este me gusta ¿nos lo podemos quedar?
La capitana joven y hermosa se giró hacia un desmejorado Senkoku y lo observó durante unos segundos
- De acuerdo Eiji, parece que hará un buen grumete, que coja sus cosas y se cambie de barco
- ¡Perfecto!
El joven acompañó a Senkoku a su camarote, la ayudó a cargar con lo poco que tenía y cuando ambos salieron los piratas estaban volviendo a su barco.
- Ha sido un placer hacer negocios con ustedes señores
Los meses comenzaron a pasar, el trabajo era duro y practicamente no se le permitía hacer nada. Además aquel que se encargaba de adiestrar a todos los grumetes, Roberto "El matasanos", un veterano pirata tan rudo que se decía que necesitaba aserrar madera con su temible serrucho para poder dormir, pues solo los ruidos estruendosos le relajaban, era un hombre estricto,. Aún así Senkoku era feliz, con el tiempo Roberto comenzó a demostrar ser un hombre cercano y agradable que comenzó a llamarle "Manos rojas" dado el color de sus guantes y el viaje en "El legado del delfín" era lo más cerca que había estado jamás de una verdadera aventura. Algún tiempo transcurrido y un día, mientras Senkoku organizaba los alimentos en la despensa noto un fuerte temblor, acudió a gran velocidad a los camarotes donde se encontró con Roberto
- ¿Qué ocurre?
- Conflicto pirata manos rojas, reúnete con el resto de grumetes en nuestra cubierta yo me dirijo a abordar el barco rival junto a los tripulantes destacados
- Déjame ir Roberto puedo ayudaros
- Ni lo sueñes chaval
- ¡Venga Roberto! soy un buen tirador créeme
- Tirador...bueno pero cero combate cuerpo a cuerpo, si te ve la capitana al que pasan por la quilla es a mi
- Prometido. Ve yendo, yo voy a por mis armas
Senkoku se dirigió al camarote de los grumetes, se cambió los guantes, se puso una gabardina y un gorro, cogió la primera de las pistolas que encontró en sus pertenencias y se dirigió a la cubierta del barco rival, esquivó a varios de los enemigos y al ver que uno se acercaba peligrosamente a su capitana se acercó en una rápida carrera y lo derribó con su pistola, Delfín blanco sorprendida le sonrió y juntos pelearon espalda con espalda hasta que el conflicto había terminado
- El misterioso tirador al que le debo mi vida ¿es?
- Dejémoslo en que soy un amigo Capitana Delfín Blanco
- Bien ¿nos acompañará este amigo a brindar por la victoria de hoy a mis hombres de confianza y a mi?
Senkoku estaba a punto de aceptar la invitación de la capitana, cuando de repente vió a Roberto con su serrucho al hombro que parecía no haberse percatado todavía de su presencia aparecer entre los enemigos caídos
- Me temo que será otro día capitana
Antes de que la capitana pudiese articular mayor palabra Senkoku se escapó y camufló entre el grupo de grumetes que estaban abordando para ayudar a cargar con el tesoro recién adquirido, se dirigió a su cuarto, se quitó las ropas de combate, volvió a enfundarse sus guantes y, antes de dirigirse a la zona de adiestramiento coló por debajo de la puerta del camarote de la capitana Delfín Blanco una de las tres monedas de Arashi.
Al llegar Roberto le estaba esperando, su cara evidenciaba que no estaba muy contento
- ¿Qué pasa Roberto?
- ¿En serio me lo preguntas? soy viejo pero aún veo bien y te he visto dialogando con la capitana hoy, te dije que ella no debía verte
- Lo siento, de verdad. La emoción del combate me pudo
- Pues espero que se te haya quedado bien grabado en la cabeza porque créeme que va a ser la última vez ¿está claro?
- Supongo
Senkoku estaba desanimado, era la primera vez que de verdad había tenido acción en su vida y por no haber sido capaz de obedecer una simple orden quizá sería la última, con este pensamiento se retiró deprimido al camarote de grumetes. Mientras tanto, por la noche, la capitana Delfín blanco se acercó a Roberto
- Oye viejo amigo
- Capitana
- Necesito saber si alguno de nuestros grumetes a abordado el barco con nosotros hoy
- No mi capitana, si así hubiese sido yo mismo le habría pasado ya por la quilla
- Es simplemente que me he encontrado con un gran guerrero hoy durante nuestro abordaje, supongo que sería algún caza recompensas que pasaba por allí
- Eso será capitana
Tras la conversación Delfín blanco se retiró y durante meses "El legado del delfín" siguió surcando los mares hasta que un día un nuevo zarandeo puso a Senkoku en alerta
- ¿Qué ocurre Roberto?
- Abordaje inesperado manos rojas
- Déjame echaros una manos
- ¿Después de lo de la última vez? ¿Qué clase de pirata de agua dulce crees que soy? yo no cometo el mismo error dos veces
- Venga que te prometo que si me acerco a la capitana yo mismo me tiro a los tiburones después, por favor
- Los años ¡están volviendo a "El matasanos" blando. Está bien, pero ¡que no te vea la capitana!
- Gracias, no te arrepentirás
Senkoku volvió al camarote de los grumetes, se cambió los guantes, se puso la gabardina y el gorro, pero esta vez cogió una pistola más adecuada para la situación, si la capitana no debía verle la pistola de tiro largo era la más adecuada, así que se deslizó entre los combates de sus compañeros grumetes, buscó una cobertura y comenzó a derribar enemigos. El conflicto ser resolvió rápido, pero por desgracia para Senkoku cuando este estaba derribando al último de sus rivales sus ojos se cruzaron con los de la capitana, esta hizo ademán de dirigirse hacia el pero este se perdió rápidamente entre el grupo de grumetes que se dirigían a recoger el botín del barco enemigo, se dirigió a su cuarto, se quitó las ropas de combate, volvió a enfundarse sus guantes y, como ya se estaba volviendo costumbre en estos casos, antes de dirigirse a la zona de adiestramiento coló por debajo de la puerta del camarote de la capitana la segunda de las tres monedas de Arashi.
Roberto le esperaba cruzado de brazos en el pasillo.
- Buen combate hoy chaval
- ¿De verdad?
- Claro que si, algún día harás un gran pirata, estoy convencido...y además esta vez has sabido jugar bajo mis reglas así que doble mérito. Buen trabajo hoy chico
- Gracias Roberto
Senkoku se retiró eufórico a descansar, quizá su buen trabajo de hoy haría más fácil que su mentor le dejase participar la próxima vez que hubiese un conflicto. Así que mientras Senkoku comenzaba a conciliar el sueño, la capitana Delfín Blanco se reunía en la cubierta con sus hombres y le preguntaba a Roberto
- Hoy me ha parecido ver al tirador del otro día ¿estás seguro de que no es uno de nuestro grumetes Roberto?
- Totalmente seguro mi capitana, ninguno de los reclutas se atrevería a desobedecerme, todos temen a mi serrucho y lo de serrar madera para dormir, eso sigue intimidándoles mucho
- Bien, si tu lo dices viejo amigo
El tiempo siguió pasando, ya hacía más de un año que Senkoku, antiguo príncipe de Arashi y actual grumete de "El legado del delfín", se había convertido en aprendiz de pirata, se sentía uno más en el barco y aunque aún no se reconocía su valía sus esperanzas descansaban en algún día ser un miembro de pleno derecho de los hombres de Delfín Blanco, alguien que tuviese capacidad de decisión y acción en el barco. Entre sueños y esperanzas un día, estando atracados en un puerto, mientras Senkoku fregaba la cubierta uno de los grumetes acudió a la carrera a la búsqueda de Roberto
- ¿Qué pasa Roberto?
- La capitana y los demás están teniendo un conflicto con otra tripulación
- Voy a ayudaros
- No creo que....
- A estas alturas sabes que puedo ayudaros, no me dejes fuera de esto
- De acuerdo, pero este caso es excepcional, solo es porque nos superan en número
- Ok. Ve yendo para allá me cambio y voy
Se dirigió a la carrera al camarote de los grumetes, se cambió los guantes, se puso la gabardina y el gorro, y cogió la tercera pistola, la pensada para combates más cuerpo a cuerpo y corrió todo lo rápido que pudo a las afueras de una taberna donde el conflicto se estaba desarrollando, peleó codo con codo junto a los demás tripulantes y a su capitana, y aunque durante el transcurso del combate una bala le rozó el hombro derecho haciéndole un corte, la victoria fue aplastante gracias a su ayuda. La capitana Delfín Blanco, que esta vez había aprovechado su desconcierto por la herida que había sufrido se acercó a el
- ¿Hoy si beberás con nosotros "amigo"?
- Me temo capitana que hay otros asuntos que me reclaman, pero quizá la próxima vez
- Espero que así sea, soy paciente, pero ya has rechazado dos veces una invitación a beber con nosotros
- A la tercer irá la vencida, ahora si me disculpáis
Senkoku hizo una reverencia y se alejó de la zona a la carrera, subió al barco, se dirigió a su cuarto, se quitó las ropas de combate, se bendó con fuerza la herida del brazo. volvió a enfundarse sus guantes rojos y de nuevo coló por debajo de la puerta del camarote de la capitana la tercera y última de las tres monedas de Arashi, pero a diferencia de las veces anteriores, mientras comenzaba a andar por el pasillo oyó el crepitar de una puerta y al girarse vio salir a Delfín Blanco de su camarote, con las tres monedas en la mano.
- Grumete ¿tu sabes lo que es esto?
- No mi capitana
- Son las tres primeras monedas de latón que el fundador de Arashi invirtió en hacer próspero a su pueblo
- Una historia muy interesante capitana
Delfín blanco comenzó a acercarse
- ¿Tu eres de allí no? tienes los rasgos del país
- ¿Yo? no mi capitana, ¡ojalá! dicen que la gente de Arashi son bravos guerreros y yo hace mucho tiempo que perdí mi valor
- Entiendo...la verdad es que durante nuestros últimos conflictos ha estado apareciendo un misterioso tirador que por su estilo disparando yo diría que es de esas tierras, tu no sabrás nada ¿no?
- Que voy a saber yo capitana, solo soy un grumete
- Ya veo, supongo que me he equivocado de persona a la que preguntar, sigue trabajando duro grumete
La capitana comenzó a pasar de largo a Senkoku y cuando pasó a su lado le dio una palmadita en la herida del brazo ante la que el chico no pudo hacer otra cosa que emitir un quejido
- ¡Lo sabía!
- Capitana puedo explicarlo
- No hay nada que explicar, has salvado nuestras vidas en innumerables ocasiones, nos has ayudado, has peleado de nuestro lado y los has hecho como los mejores de mis hombres, solo puedo decirte una cosa, bienvenido a los piratas de Delfín Blanco Senkoku príncipe de Arashi, o como te conocen ahora "Halcón de Arashi"
Senkoku parecía tremendamente confuso, así que la capitana desenrollo un papel raído y se lo entregó. En el se podía ver una foto de el con el aspecto que tenía el cuando abandonó su casa, así como una cantidad desorbitada de dinero bajo las palabras "Se busca vivo"
- Dicen que te llaman el Halcón de Arashi porque un día volaste de allí sin que nadie supiese como
- ¿Desde hace cuánto lo sabéis?
- Dos meses. Para nosotros no es un problema, eres un hombre buscado igual que nosotros, eres parte de la familia porque te has ganado el derecho en combate a serlo, así que de nuevo, bienvenido a los piratas de Delfín Blanco, bienvenido a tu nueva vida. Y ahora ¿aceptas esta vez la invitación a beber con nosotros?
- Será un auténtico placer capitana

1 comentario:

  1. Te ha salido un cuento precioso para... a partir de 10 años más o menos. Escribes muy bien, pero tienes que pensar en los receptores.

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